Tras la conquista de estas tierras a los moros, debido a la intervención de los segovianos cristianos, a éstos se les cedieron tierras para que las enriquecieran con su trabajo y sudor. Estas tierras eran de Segovia y la vida transcurría con toda normalidad, hasta que el Rey llevó a cabo la formación de las Dehesas del Monasterio a costa de los habitantes de dichos poblados, echados a vivir a otras tierras.
Estas anexiones se cerraron con una pared de piedra seca berroqueña de 55 Km. de largo, custodiada por guardas reales, y con penas al que osase traspasarla. . Interiormente también se construyeron otras paredes que separaban distintas tierras de diverso uso con una longitud de 38 Km.
Felipe II mandó construir La Pared Real a finales del Siglo XVI a fin de proteger el Bosque Real que rodeaba su casa La Granjilla.
Después de 200 años Carlos IV ordena que se construya una nueva Pared para evitar que la caza pueda salir. Se construyó sobre las paredes existentes, elevándose hasta 2 y 2,5 metros. Incluso se levantó la Pared en lugares que hasta ese momento no habían pertenecido al Monasterio. En este momento se hicieron los saltaderos, acumulaciones de tierra a lo largo de diez metros por la parte exterior para conseguir que la caza, espantada desde el exterior, saltara al interior y a partir de ese momento incrementara la caza.
No se podía pasar por los Bosques Reales a no ser que se hiciera por los caminos reales y siempre usando las puertas de tránsito hacia otras poblaciones. Y si el paso era llevado para uso y disfrute del Real Monasterio podrían usar las puertas secundarias, entre ellas la del Guatel de Guadarrama.
En 1837, muerto Fernando VII, la Ley de Desamortización de Mendizábal, por la que se ordena la supresión de los conventos y venta de sus tierras a favor de la Caja de Amortización de la Deuda Pública, entra en escena. Las fincas del Monasterio, considerando que habían sido de uso y disfrute de diferentes monarcas, pasaron a ser propiedad del Real Patrimonio, y no al común público.
Posteriormente una ley del General Serrano como Regente del Reino, pone en marcha el proceso desamortizador total, por el cual las fincas que cerraban la Pared son declaradas “nacionales”, y se disponen para su venta pública.
Se anunciaron las subastas de las fincas de la Herrería, Prado Tornero, Prado del Batán, El Castañar, Milanillo, el Dehesón, Navalonguilla, Cuarto Carretero, las Radas, el Guindal, y el Pradillo. Al día siguiente les tocó el turno al Plantel, Campillo, Monasterio y los Prados Moros. A continuación se anuncia la subasta de Cuelgamuros.
(Información extraída de la revista Apuntes de la Sierra, Vicente Rosado).
Así fue como llego a manos de la familia Araluce, que desde entonces mantiene la finca para usos ganaderos y cinegéticos.